¿Qué capacidad de endeudamiento de hipoteca tengo?

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Conocer nuestra capacidad de endeudamiento de hipoteca es fundamental si nos estamos planteando la firma de un préstamo hipotecario para adquirir una vivienda. El hecho es que la cuota que pagaremos durante muchos años será posiblemente nuestro mayor gasto mensual, por lo que es vital saber si podremos asumirla y hasta qué punto podrá aumentar por las subidas de los intereses sin que tengamos que recortar otros gastos.

Resulta por tanto vital conocer conceptos como la capacidad de endeudamiento o reglas como la del 35% para conocer nuestros propios límites y no llevarnos sorpresas desagradables en nuestras finanzas a medio o largo plazo.

¿Qué es la capacidad de endeudamiento?

Podemos definir la capacidad de endeudamiento como el porcentaje de mis ingresos netos que puedo dedicar al pago de mis deudas, incluyendo sus intereses correspondientes, sin comprometer mi seguridad financiera personal o familiar.

La regla de oro más aceptada es que lo que paguemos cada mes por nuestras deudas no debe superar el 35% de nuestros ingresos mensuales netos: es decir, si una persona gana 1.300 euros netos (limpios) al mes, no debería destinar más de 455 euros a pagar todas sus deudas, intereses incluidos. El restante 56% de nuestros ingresos debe quedarnos libre para asumir otros gastos, tanto fijos como variables, así como para ahorro.

Es importante por tanto que tengamos claros cuáles son nuestros gastos habituales; entre ellos podemos tener un crédito o una hipoteca (si ya tenemos un préstamo para vivienda y nos planteamos una deuda para comprar un coche, por ejemplo) o un alquiler (por ejemplo si la nueva vivienda aún está en construcción).

Otros gastos fijos mensuales son la alimentación, el transporte o la educación (si estamos estudiando o tenemos hijos). También hay que tener en cuenta gastos variables como son los de ocio, viajes que podamos hacer, o las vacaciones.

¿Por qué es importante saber hasta cuánto puedo endeudarme?

Saber qué porcentaje de los ingresos que recibimos cada mes podemos destinar al pago de una deuda, o más concretamente de una hipoteca, es vital para no endeudarnos por encima de nuestra capacidad.

Puede que llegado el momento tengamos que renunciar a asumir una nueva deuda para pagar un coche, una televisión último modelo, o unas vacaciones soñadas; pero saber que ya hemos llegado a nuestro límite evitará que corramos riesgos inasumibles o innecesarios. Es importante que tengamos claro que nuestros gastos deben ajustarse siempre a nuestros ingresos, y no a la disponibilidad de crédito.

Por tanto lo ideal es siempre saldar una deuda que tengamos pendiente antes de asumir otra nueva; pero nunca superar nuestra capacidad de endeudamiento, y en la medida de lo posible buscar estrategias para recortar gastos y tener un buen “colchón” de ahorro. Hay que tener en cuenta que una deuda impagada no sólo puede afectar a nuestras finanzas, sino también a nuestras relaciones personales o laborales e incluso a nuestra salud.

¿Cuánto puedo endeudarme con mi hipoteca?

Dado que el límite de endeudamiento recomendado es del 35% de nuestros ingresos netos, no podremos destinar más de ese porcentaje al pago de todas las deudas, incluyendo la hipoteca. Por tanto, es importante que hagamos cuentas antes de embarcarnos en un préstamo hipotecario, ya que si ya tenemos otras deudas pendientes –coche, pagos de tarjeta, créditos, etc- quizás no podamos asumir las cuotas mensuales de la hipoteca.

Incluso en el caso de que no tengamos otras deudas, tampoco es conveniente que “forcemos” la hipoteca hasta que las cuotas lleguen al 35% de nuestros ingresos, ya que los cambios en el euríbor pueden aumentar en el futuro los pagos; o quizás en el futuro necesitemos asumir otra deuda imprevista, o puede que nuestros gastos personales fijos aumenten (por ejemplo si tenemos hijos).

Los propios bancos no suelen conceder hipotecas cuyas cuotas superen el 35% de los ingresos. No obstante este porcentaje puede variar en función del nivel de ingresos y las cargas familiares: por ejemplo una pareja sin hijos con elevados ingresos podría destinar fácilmente el 50-60% a sus deudas, y vivir holgadamente; pero una pareja mileurista y con hijos tendría problemas para llegar a fin de mes destinando el 35% de sus ingresos para pagar una deuda.

Otro factor a tener en cuenta a la hora de solicitar una hipoteca es que el banco no suele dar un préstamo por encima del 80% del valor de la vivienda, por lo que deberemos tener ahorrado el 20% restante, a lo que hay que añadir gastos extra como la tasación o las comisiones. Por último, puede tentarnos alargar los plazos de pago para reducir las cuotas mensuales, pero esto no sólo prolongará la deuda sino que además aumentará los intereses.

La regla del 50/20/30

Existe otra “regla de oro” que queremos mencionar a la hora de planificar nuestros gastos, y es la llamada regla del 50/20/30. Es muy útil tanto para llevar un control de los gastos como para ahorrar. Básicamente se trata de coger nuestros ingresos netos mensuales y dividirlos de la siguiente forma:

  • 50% para gastos esenciales: gastos habituales de la vivienda (luz, agua, comunidad, basuras), hipoteca o alquiler, comida, transporte, ropa, colegio de los hijos, etc.
  • 30% para gastos personales (prescindibles): gastos puntuales y de ocio que no son esenciales pero que aumentan nuestra calidad de vida, como ir al cine o, cenar en un restaurante, irnos de viaje en vacaciones, etc.
  • 20% para ahorro: es importante que pensemos a largo plazo y tengamos siempre un “colchón” financiero al que agarrarnos si surgen imprevistos o nuestra situación económica se tuerce. Si nuestro ahorro no llega al 10% de nuestros ingresos mensuales podemos tener el futuro problemas de liquidez, por lo que habrá que plantearse recortar del resto de gastos.

Si ya estoy en el límite de endeudamiento, ¿puedo pedir un préstamo?

El endeudamiento de por sí no es malo. El problema surge cuando superamos nuestra capacidad de endeudamiento y ponemos en riesgo nuestra salud financiera. Los bancos son conscientes de eso, y por eso no te concederán una hipoteca si has superado tu límite.

Puede que tengas entonces la tentación de solicitar un préstamo rápido para salir de un apuro puntual o conseguir un crédito que un banco no te daría; este tipo de créditos suelen concederse para pequeñas cantidades y con un plazo de devolución muy corto, y normalmente estos prestamistas no ponen pegas por tu nivel de deudas.

Sin embargo los intereses que se pagan son muy altos, por lo que puedes encontrarte con que sea peor el remedio que la enfermedad y acabes con una deuda aún mayor. Por eso es tan importante que conozcas tus límites y tu capacidad de endeudamiento de hipoteca: para que no llegues al punto de tener que tomar medidas desesperadas.

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